domingo, 30 de junio de 2013

La ciudad de la sabiduría

Seguramente muchos de vosotros habréis pensado automáticamente en Sofía, y no estáis del todo equivocados.
El último viaje de las patatas hasta la fecha ha sido a la capital búlgara pero, contra lo que pueda parecer, su nombre no hace honor a la filosofía, sino a una iglesia de la ciudad. Allá por el siglo XIV era lo primero que se divisaba cuando uno se aproximaba a la, por aquel entonces, "Serdica". Esta iglesia, y por extensión la ciudad, fue nombrada así por el concepto cristiano de Santa Sabiduría.
Tras esta breve lección de historia que una simpática búlgara nos explicó, nuestra primera reflexión sobre la ciudad es que es un grato lugar al que ir para pasar entre uno y dos días.
Lo que a nuestros oídos había llegado sobre Sofía no eran en general comentarios halagüeños, pues nos habían hablado de lo deteriorada y poco cuidada que estaba. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. 
Nos pareció una ciudad agradable, pequeña, con un casco histórico interesante y unos habitantes acogedores.
Realmente, el sábado fue más que suficiente para ver la ciudad. Desde buena mañana nos pusimos a pasear por la Universidad, la Catedral de Alejandro Nevski, la iglesia rusa, algunas ruinas, etc. El calor era sofocante, por lo que recomendamos visitar la ciudad en la temprana primavera o en otoño. 
Además de la parte cultural, como siempre, dimos buena cuenta de la comida tradicional. El sábado por la noche fuimos a un restaurante de comida típica en el que además degustamos licores como la "rakia" y pudimos ver bailes populares, danzados sobre brasas candentes.
Para aquellos que amen la fiesta, Sofía es sin duda, también un buen destino.






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